A pesar de haberme
contenido las lágrimas,
la sensación de tierra estéril
ha vuelto a mi alma.
La angustia de la pesadilla
aún perdura al despertar,
el oxígeno me falta alrededor,
me cuesta respirar.
Abro la ventana del salón
para que entre el aire,
me asomo y el dolor del pecho
me empuja a tirarme.
¿Qué pienso? Me asusto.
De la ventana me alejo.
Por volver a la realidad discuto
conmigo misma… y despierto.
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