Quiero pintar lunas de colores
y volar en el cielo la cometa
que escapó de mis manos
una tarde gris de tormenta.
Quiero jugar a imaginarme
de niña saltando a la rayuela,
con mis rodillas marcadas,
tras las heridas de guerra.
Quiero una tarta gigante
de chocolate blanco y fresas,
con ocho velas que soplar,
allá por los años ochenta.
Quiero llorar de risa
y saltar de alegría inmensa,
mirar al espejo y ver la niña
que solía contar estrellas.
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